Hay que aprovechar el tiempo

La niña Maribel

Hoy, me llegan los recuerdos                          
de la Cuesta de la Fuente;
allá en Belmonte de Tajo,
mi niñez, dejad que os cuente…

Me decían que era rubia,
graciosilla, por demás,
y los vecinos de entonces,
gustaban verme cantar.

En una silla subida
enseñáronme “La raspa”
con apenas dos añitos

Una gran familia, muy unida

allí subida bailaba.

No sé de quién heredé
esta afición por cantar;
tampoco recuerdo cómo,
pero sigo siendo igual.

Ya desde muy pequeñita
por el arte me entregué
y mi primer escenario
en el colegio pisé.

Qué difícil la aritmética!
(aunque siempre lo intentaba)
y por esto, muchas veces,
sin recreo me quedaba.

Pero en aquellos castigos
otras niñas encontraba
y con ellas muchas veces
la reprimenda olvidaba.

En los grupos de la escuela                                    
algún papel como artista
me entregaba mi maestra
y yo, siempre estaba lista.

Al cumplir los doce años
mis padres me hacen saber
que a la escuela es imposible
que pueda un día volver.

Mi madre entonces decide
que me enseñen a coser
y así el tiempo entre costuras,
va pasando sin saber...

Me lamento con tristeza
no haber podido estudiar

En las cosas del teatro siempre la primera... (Aqui la vemos la segunda por la izquierda)

pero el canto y el teatro
distrajeron mi penar.

No sé por qué esos recuerdos
hoy vienen a mi memoria                                
¿será porque en esta vida
tenemos tiempo de sobra?

Como seguía pensando
en las cosas del teatro,
siempre era la primera
a la que iba llamando.

Hay que aprovechar el tiempo,
como dijo la hormiguita,
porque para ser cigarra,
muy poco se necesita.